Las primeras muestras históricas de la presencia de caballos Appaloosa en el mundo datan de las pinturas rupestres de hace más de 20000 años, como las encontradas, por ejemplo en Peche-Merle, en Francia. Aunque no tenía por qué tratarse de caballos Appaloosa tal y como ahora se conocen, probablemente sí se trataba de caballos que presentaban el color moteado que caracteriza a esta peculiar raza.
En Persia, hace miles de años, fueron caballos muy apreciados, pues se consideraban sagrados. En China se usaron para la guerra desde el Siglo 100 a. C y de siglos después se han encontrado referencias a ellos en el mundo del arte, lo que se traduce en que se trataba de caballos muy queridos por la cultura china. Mientras, en Europa estos caballos con manchas también aparecen en diferentes períodos de la historia, abundando sobre todo entre caballos lippizanos y españoles.
Los caballos Appaloosa presentan unas orejas realmente pequeñas y en cambio unos ojos muy grandes. En cuanto a la esclerótica que cubre sus ojos, mientras la de otras razas de caballos es más discreta, las de los Appaloosa es blanca y realmente visible. Y además, muchos de estos caballos presentan rayas verticales en colores oscuros y claros en su casco. Su carácter es valiente, pero bueno y sobre todo son caballos muy activos y enérgicos, además de ágiles y rápidos y es por ello que fueron realmente apreciados por los indios Nei me po, los nativos americanos que lograron extender esta especie.
La especie actual se ha convertido en un caballo muy inteligente y noble, pero a la vez realmente bonito y muy colorido, con un pelaje espectacular. Actualmente estos caballos, que también se conocen de forma común como caballos pintados por su especial pelaje, se usan sobre todo para exposición y para competición puesto que son muy ágiles, pero también en las diferentes granjas americanas para ayudar a dirigir al ganado.
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