El caballo, tras 6000 años de domesticación, sigue huyendo de lo desconocido. Su defensa primaria es correr, y su anatomía está diseñada para ese fin. Esto es así porque sigue siendo un animal de manada que cuando está solo siente temor. En la manada cada individuo tiene una función, y si el resto de la manada no se asusta, es que no hay nada que temer.
Además, tiene una gran memoria y poca capacidad de análisis. En momentos de peligro recurrir a lo aprendido es la única baza, si ocurre algo para lo que no tiene una respuesta basada en un aprendizaje, el recurso es huir.
Cuando aparece el miedo el corazón se acelera, la respiración aumenta, aumenta también la presión arterial y hay una redistribución de la sangre en un intento de favorecer la alimentación y la oxigenación de los músculos en detrimento de otros órganos. Aumenta la liberación de glucosa a la sangre para tener más energía disponible. Disminuye el umbral del dolor…
En definitiva, se ponen en marcha una serie de mecanismos de los cuales no somos ni conscientes ni responsables. Todo esto, ¿para qué? Para poder sobrevivir huyendo a la máxima velocidad.
A lo largo de la evolución del hombre han aparecido otros mecanismos que inhiben el proceso de huida: vergüenza de que nos vean, educación en unas maneras de comportarse en sociedad, incluso la capacidad de razonar que es imposible que nos pase nada.
Pero, ¿qué ocurre en el caballo? Que no tiene estos mecanismos inhibitorios y correrá (“se irá de caña”) a pesar de lo que digamos o hagamos. En su instinto está sobrevivir huyendo sin atender a nada más, porque todas estas reacciones son controladas por el sistema nervioso autónomo, que como su nombre indica tiene autonomía propia. Ni la parte racional de nuestro cerebro ni la del cerebro del caballo es capaz de controlar el latido cardíaco, ni la dilatación de las pupilas, ni el riego sanguíneo, ni ninguna otra actividad fisiológica relacionada con el miedo.
Ahora que ya sabes que no se puede evitar las reacciones producidas por miedo, ¿estás de acuerdo en que cualquier castigo a una reacción por miedo no funciona?
A qué tienen miedo los caballos
Los caballos solo tienen miedo a dos cosas: a las que se mueven y a las que no se mueven.
Dejando aparte esta broma habitual entre jinetes, seguro que te queda claro que los caballos tienen miedo a todo lo que desconocen, así que tu solución será hacer que “conozcan” las cosas.
Su instinto les dice que lo desconocido puede ser un depredador. Si al caballo se le enseña que un perro es un amigo, no le tendrá miedo. Las líneas blancas de las carreteras tampoco se comen caballos, ni una manta que se seca al sol, pero tendrás que enseñárselo.
Información tomada de: horsefood.com.es
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