Una especialista en equinoterapia española enumera los atributos de practicar este deporte.
Andar a caballo es, para muchos, un pasatiempo, un momento de diversión que se realiza generalmente en vacaciones. Dar paseos subidos a esos animales por las sierras o a orillas del mar tiene su encanto. Sin embargo, ahí no termina todo. La utilización del caballo para la rehabilitación de personas discapacitadas física o psíquicamente, llamado equinoterapia, es su costado más conocido. Pero también tiene otro lado, menos popular, que permite ponerse en forma, gracias a beneficios para el cuerpo y la mente.
Nuria Gómez, terapeuta de la Asociación Equinoterapia como Terapia, le enumeró al diario El País, de España, 12 beneficios físicos y psicológicos que aporta esta disciplina.
“El gran elemento diferenciador de este deporte frente a otras disciplinas es la interacción con el animal, lo que lo convierte en una actividad aún más atractiva. Además, la equitación tiene grandes ventajas sobre el cuerpo para quienes lo practican”, aseguró Gómez.
Veamos de qué se trata:
Beneficios físicos
- La mejora el equilibrio vertical y horizontal.
- El tronco se mantiene erguido, lo que favorece el control de la postura y ayuda a corregirla.
- Regula el tono muscular y, además, el hecho de que el caballo tenga una temperatura mayor a la del ser humano favorece la circulación sanguínea.
- Disminuye la espasticidad (músculos contraídos).
- Al tener que estar alerta ante posibles cambios de ritmo por parte del caballo se favorece la coordinación motriz fina y gruesa, los reflejos y la planificación motora.
- Mejora la percepción del esquema corporal y favorece la adquisición de lateralidad.
Beneficios psicológicos - El estar en contacto con el caballo favorece la confianza, el autocontrol de las emociones y también mejora la autoestima.
- Mejora la concentración, la capacidad de atención y, por lo tanto, repercute de forma positiva en la memoria.
- Que el animal esté bajo nuestro control ayuda a una mejora en la capacidad de atención e inculca sentimientos como el respeto y la responsabilidad.
- Proporciona nuevos conocimientos.
- Favorece la ubicación en el espacio y en el tiempo.
“El caballo es un elemento igualador (no hay diferencia entre un jinete sano y otro con discapacidad) lo que favorece a una liberación de las limitaciones de los pacientes”, agregó la profesional, y cerró: “Esto unido a todas las cualidades que hemos mencionado anteriormente lo convierte en un deporte completo ideal para todos”.
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