Psicología Equina: ¿Cómo ayudar a un caballo con miedo? (Caso práctico)

Para trabajar con caballos con trastornos de comportamiento, primero es necesario tener un panorama claro de la situación, para hacer un diagnóstico y un plan de trabajo.

Es necesario conocer el lenguaje del caballo para hacer un diagnóstico preciso de su estado mental y anímico, de lo que puede soportar para modificar sus recuerdos negativos. La técnica debería ir acompañada de sensibilidad. Porque si no hay sensibilidad para captar lo que el animal puede soportar, se puede empeorar mucho el estado del caballo con problemas. Las claves son: conocimiento, técnica, percepción, paciencia, flexibilidad y respeto por el animal.

La Veterinaria Holística de Caballos, Anahí Zlotnik, nos trae un caso práctico de un caballo con pánico. Esta es la historia de “Negrito”, un caballo cruzado de portugués con pura sangre inglés: “Su historia fue muy triste. Cuando me hablaron de él, se me contrajo el corazón porque no podía creer lo que escuchaba. No sé quien fue el dueño, pero se sabe que el caballo antes de llegar a la Escuela Sierra Norte, había estado encerrado en una cuadra durante un año, ¡un año sin ver la luz! Creo que además fue un caballo muy maltratado porque solamente con entrar al box, se ponía a temblar como una hoja“.

Los pasos fueron los siguientes:

Primer paso: Diagnóstico – Historia del caballo

Tomo todos los datos posibles por parte de las personas a cargo del mismo: “¿Cuándo llegó el caballo, en qué condiciones, cómo fue la adaptación al nuevo lugar, cuáles fueron sus reacciones, estado de salud y nutrición, cómo lo manejan?

Diagnóstico: Estrés por mala estabulación y pánico a las personas. Gran estado de tensión corporal.

Segundo paso: Acercamiento para hacer un pronóstico

Cuando nos acercamos a un caballo que no conocemos (sobretodo si tiene trastornos de conducta), lo hacemos con atención para observar sus reacciones: “si es tranquilo, si se pone nervioso o se asusta. Si tiene ganas de relacionarse o se aleja”.

En este caso, fue evidente que el caballo quería relacionarse pues estaba con la cabeza fuera del box, pero cuando le acercaba la mano o me acercaba, se iba hacia atrás “temblando como una hoja”. La huída es la primera arma de defensa del caballo. Tenía que defenderse pues su recuerdo era: Humanos — Peligro

El

pronóstico fue el siguiente: Es un caso que necesita mucha paciencia, los pasos deben ser muy cuidadosos, sin apuro porque cualquier apuro puede empeorar mucho la reacción del caballo. No sé si podré ponerle el ramal. Más bien la pregunta es: ¿Hasta dónde me dejará llegar? Hasta dónde me deje llegar, va a ser lo correcto para este caballo en esta situación.

En esta situación trabajé con la siguiente técnica: Abrí la puerta del box y entré muy tranquila con movimientos suaves para evitar provocarle más pánico, porque como sabía que estaba aterrorizado, mi intención era evitar producirle más miedo. Pero de algún modo tenía que decirle que podía confiar en mí y eso lo hice con mi lenguaje corporal. Cuando me acercaba y él se iba para atrás, en vez de gritarle y presionarlo más, también me iba para atrás con mi brazo derecho extendido hacia el costado sin permitirle que fuera más atrás, al mismo tiempo que lo miraba fijamente a los ojos atenta al momento en que él se quedaba quieto o iba hacia delante, y mascaba, momento en el que dejaba de mirarlo a los ojos a modo de recompensa, para no presionarlo demasiado. Este modo de comunicación es una imitación del modo en que los caballos se comunican. Ellos lo hacen con un lenguaje silencioso de signos y señales y a veces con vocalizaciones.

El animal dominante, sea semental o yegua, domina a los otros por el movimiento y la dirección del mismo. Hacen mover a los otros cuando están quietos o los hacen quedarse quietos cuando se mueven. Esta es la base de todos los 

entrenamientos. Entonces, si Negrito se iba para atrás para defenderse, lo mandaba para adelante. Le marcaba la dirección hacia donde quería moverlo. Después de realizar esta acción varias veces, entendió que podíamos hablar el mismo idioma. Y fue disminuyendo su temor. Cada vez podía acercar mi mano a su cuello y tocarlo sin que se fuera para atrás y sin que temblara tanto. A medida que nos comunicábamos de este modo, él comenzaba a mascar, signo de relajación que le estimulaba con mi voz y mi lenguaje corporal.

¿De qué modo el caballo entiende que hace algo bien? Por medio de la recompensa o refuerzo positivo. Cuando hace algo bien, se lo recompensa disminuyendo la presión, que en este caso fue dejarlo descansar. Hay que estar muy conectado con el caballo para saber cuando es el momento. Uno de los signos que tomo como indicador, es cuando masca, signo que indica que se relaja. Cuando lo hizo varias veces y dejó de temblar, lo dejé “Pensando”. Es decir, que se quedó sintiendo una sensación distinta a la esperada. En su memoria (que es muy precisa) estaba el dato que una persona en el box con un ramal, eran todos elementos peligrosos. Sin embargo esta experiencia fue diferente y ahí pudo empezar a pensar distinto y dejar de aterrarse.

Paso tres: Medicación

Parte de mi técnica como Veterinaria, es el uso de Medicamentos Homeopáticos, Remedios Florales y Masajes Terapéuticos. Como expliqué en el artículo anterior, Arnica es un medicamento indicado para el trauma mental y físico. Al contrario de lo que se cree (Por falta de información precisa), los medicamentos homeopáticos actúan con gran rapidez cuando están bien indicados. El trabajo de corrección de trastornos de conducta se optimiza con el uso de medicamentos que actúan sobre el ánimo del animal, pues acelera el proceso de recuperación física y mental, porque estos medicamentos actúan sobre la energía vital del animal equilibrando lo que está desequilibrado. En este caso le devolvió la confianza y lo relajó de manera tal que me permitió entrar en su espacio corporal con más rapidez.

Los caballos tienen un espacio corporal ovalado alrededor de su cuerpo de alrededor 2 metros. Este espacio es tan importante como en los humanos. Significa que solamente lo abren cuando hay confianza. Si observamos una manada en un prado, veremos que algunos caballos andan muy juntos, por ejemplo, 

una yegua con su hijo o hija, el semental con la yegua más vieja, o caballos que se criaron juntos. Por lo tanto, cuando un caballo nos permite entrar en su espacio, significa que nos tiene por compañeros íntimos. Ellos construyen amistades profundas e íntimas que pueden durar toda la vida y extrañan a sus amigos como extrañamos nosotros a los nuestros. Según algunos estudios el espacio del centro emocional en el sistema límbico del cerebro, tiene el MISMO TAMAÑO QUE EL NUESTRO. Qué tema interesante para pensar y estudiar….

Este conocimiento es parte de la técnica que utilizo, pues algunos podrían haber pensado que el caballo era obstinado, sin embargo, lo que más necesitaba era contacto, comunicación y confianza, pero como él lo había intentado en su lenguaje y no había sido comprendido, su confianza estaba quebrada y solo podía reaccionar con su lenguaje, alejándose, temblando y tratando de estar lejos.

Paso cuatro: Cambio de circunstancias – Trabajo por la tarde

Lo observamos en otro medio: El paddock. Un caballo suelto se muestra mejor. Negrito mostró que le costaba moverse, estaba tenso, contraído, por falta de ejercicio y fundamentalmente por falta de confianza en sí mismo.

La técnica que usé fue hacerlo moverse. Como buscaba los rincones y no dejaba que me acercara, lo sacaba de los rincones sin asustarlo demasiado, pero con la intención de que se moviera y fundamentalmente que se estirase. El hecho que haya querido corcovear, en un animal tan reprimido lo tomé como un intento de liberación de energía contenida y por supuesto como una reacción sana. No me lo hacía a mí, si no que lo hacía por necesidad. Incluso como técnica, lo estimulé a que volviera a corcovear. Había que ver cómo estaba la columna antes del trabajo, como tenía las patas metidas para adentro por tanta tensión y miedo, y como terminó el trabajo con la columna estirada, las patas bien apoyadas y la mirada abierta, franca, confiada.

Usamos lo que el animal nos brinda. Poco a poco empezó a darse cuenta que podía moverse y contar con su cuerpo, y que no era castigado por ser un caballo.

Cuando llegamos a este punto, decidí entrar en su espacio corporal un poco más, y lo busqué para hacer un contacto más cercano. Si huía cuando me acercaba, lo presionaba suavemente un poco más para hacerlo hacía huir. ¿Para qué? Para que entendiera que yo era su zona de seguridad. El resultado era que si se quedaba cerca y se dejaba acariciar, no lo echaba. A medida que entendía esto, fue dejándose acariciar sin necesidad de huir. Este trabajo proviene de la observación del comportamiento en la vida salvaje. Cuando Negrito entendió que estar cerca era seguro, dejó de huir. Aunque le costaba, se notaba como intentaba comprender lo que le pedía. Mi intención era actuar como un líder confiable y así lo entendió. Poco a poco se dejaba acariciar y cada vez buscaba estar cerca porque se sentía protegido. Cuando mascó varias veces y dejó de huir de mi contacto, nuevamente lo dejé descansar – recompensa o refuerzo positivo. Esto es fundamental, de algún modo tenía que decirle que estaba haciendo las cosas bien. Es cuestión de calidad y no de cantidad. Esta técnica es muy efectiva, porque cuando el caballo entiende lo que se le pide y sobretodo cuando lo hace por su propia voluntad, ¿para qué seguir insistiendo?, es más eficiente dejarlo “pensando”. Ellos también asimilan sus procesos mentales y la próxima vez empezaremos donde dejamos en vez de tener que hacer todo nuevamente.

Paso cinco: Desensibilización

A la mañana siguiente, cuando fuimos a buscarlo, un alumno del curso, estaba con él haciéndole masajes, que recibía con tranquilidad.

Lo llevamos al paddock donde había niños con quienes trabajó. ¿Porqué? Porque en general los niños tranquilos no tienen expectativas y funcionan de un modo que tranquilizan al animal. Si tenemos demasiadas expectativas, podemos perder lo que el animal nos brinda. La clave es estar atentos a lo que puede hacer realmente.
Aproveché esta circunstancia para realizar un trabajo de desensibilización. ¿Qué es la desensibilización? Es la capacidad que tienen los caballos para acostumbrarse a ciertas situaciones del medio ambiente, como por ejemplo, un conejo que huye. Es probable 

que el potro la primera vez que escucha o que ve a un conejo huyendo, se asuste, pero como su madre y los otros miembros del grupo no se asustan, el potro, tampoco lo hace. De este modo, se desensibiliza y aprende a discernir: “esto es peligroso, esto no lo es”. Si el caballo no tuviera esta capacidad, viviría huyendo.

¿Cómo desensibilizamos a Negrito? Pusimos un fardo de pasto en un rincón del paddock, el rincón que él elegía, donde se sentía más seguro. Cuando iba a comer, uno de los niños se paraba cerca con el ramal. Al principio le costaba estar cerca, pero fue acostumbrándose. Luego el niño movía bruscamente el ramal, y su reacción era de alejarse. Pero poco a poco se fue dando cuenta que no le hacía daño. Cuando llegaron unas niñas, usé la misma técnica. Entre todos le tiraban pastos al cuerpo. Por supuesto, que al principio, se asustó mucho, sin embargo, la reacción no tenía que ver con el dolor, sino con el recuerdo del dolor. Éste fue el objetivo, el de quitarle el miedo. Muchas veces el problema principal en el caballo, es el miedo al dolor, el miedo al castigo, al miedo a sufrir. Quería demostrarle que no queríamos hacerle daño y lo entendió rápidamente, porque finalmente se quedó comiendo cerca de los niños aunque estos le tiraban pastos en todo su cuerpo. Estos movimientos bruscos, inesperados, de personas que no conocía, fueron una exigencia para él, que pudo soportar muy bien.

Último paso: La memoria – Dejarlo con el mejor recuerdo

Como solo pude trabajar dos días con él, mi meta fue dejarlo con un buen recuerdo profundo en la memoria de larga data. Cuando terminó de comer, lo llevé a otro rincón, y lo acaricié con más fuerza, poniendo más intención en mis manos, diciéndole: puedes confiar. Se dejó acariciar, me buscaba, y se quedaba cerca. Nuevamente lo dejé pues ese día él había hecho un gran avance, y merecía su recompensa: el descanso.

Las últimas noticias son: que le ponen el bozal sin problemas y que va detrás de sus amigos humanos con toda confianza.

Información tomada de: ocio caballo

Author: Alejandra Navas

Share This Post On
468 ad

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *